viernes, 15 de junio de 2018

Obras de argentinos conviven con un maestro de la Bauhaus. Por Ana MARTINEZ QUIJANO para Ámbito Financiero



TORO, BOER, GUTMAN Y OCELLO EXPONEN EN PARALELO A LAS SERIGRAFÍAS DE JOSEF ALBERS (1888-1976)

El Tratado sobre el Color forma parte de la muestra “Iteración del color. Ejercicios”, cuyas serigrafías enmarcadas dialogan con los trabajos nuevos.

La pequeña librería Urquiza tiene una breve galería de arte donde se exhibe "Iteración del color (Albers). Ejercicios", muestra que depara gratas sorpresas. Para comenzar, la exposición es extensa y poco a poco, porque el espacio es estrecho, se expondrán las 80 serigrafías del crucial tratado sobre el color de Josef Albers (1888-1976), maestro de la Bauhaus que huyendo de los nazis buscó refugio en el Black Mountain College de California. Allí dictó el curso sobre la percepción del color, considerado revolucionario hasta hoy. Si bien la publicación (1963, Universidad de Yale) es de edición limitada y fue concebida como un manual, muchas de las bellas serigrafías que la ilustran terminaron enmarcadas. El ejemplar de la muestra es uno de los pocos que se conservan completos.
La gran sorpresa fue el encuentro del libro. El abuelo de Andrés Toro tenía un cliente librero que, conociendo su interés por el arte, le pagaba con libros. Toro ya era artista cuando heredó el tratado y, más allá del valor económico (cada serigrafía se cotiza en alrededor de 6000 dólares) consideró el alcance de la dimensión teórica. Albers advierte: "En la percepción visual casi nunca se ve un color como realmente es físicamente. Este hecho hace que el color sea el medio más relativo en el arte. Para usar el color de manera efectiva, es necesario reconocer que el color engaña continuamente". Y sus ejercicios muestran las relaciones que los colores establecen entre sí y educan de inmediato el ojo espectador.
Hoy, Toro, junto a Gabriela Boer, Marcelo Gutman y Leo Ocello, integra la primera de las tres exposiciones paralelas a las serigrafías de Albers que, sabiamente protegidas en una vitrina, irán rotando hasta el 12 de agosto, cuando cierre la exposición. Densa desde el punto de vista conceptual y visualmente compactada dado el espacio de exhibición, la muestra podría ocupar las salas de un buen museo.
Las obras de los argentinos dialogan abiertamente y hasta con humor con los Albers.
Toro presenta un hombrecito trepando literalmente "La escala de colores" y en "Pavo real", despliega como un abanico un típico muestrario de las pinturerías. Boer trabaja a partir de las tramas de colores de los textiles de Anni Albers, artista casada con Josef. Ocello presenta, a partir del célebre cuadrado de Albers, un trabajo sobre la luz, el color y la forma.
Gutman pinta geometrías sobre un cuadrado blanco de acuerdo a una fórmula matemática. El resultado es que al colgarla desde cualquiera de sus lados la obra mantiene inalterada su armonía, además, los colores y las formas se corresponden con la tabla sinestésica de Scriabin y un músico puede interpretarlos.
Luego, expondrán sus obras dos expertos en el tema del color, Andrés Sobrino, a fines de junio, y Karina Peisajovich en julio. Hasta agosto se suceden seminarios y talleres teórico prácticos, entre ellos, los de origami (papel plegado) que Albers realizó en la Bauhaus. El libro se volvió a publicar en 1971 y desde entonces se ha vendido más de un cuarto de millón de copias de diversas ediciones.